XXVI
-Silvia, ¿qué te parece si te disfrazas de Bambi y yo de cazador?
-Que no, no pienso disfrazarme para carnaval.
-Venga, así la fiesta sería más divertida.
-Que no, y menos de Bambi.
-Joder, que negativa que eres.
Se acercaba carnaval y me apetecía disfrazarme de algo. La última vez me puse un mono completo de tigre y me fui bajo la lluvia cantando No woman no cry, todo un espectáculo muy digno de mí.
Intentaba convencer a Silvia para qué también se disfrazase.
Estábamos en un Primark cuando vi los disfraces completos y vi uno de Bambi, me haría gracia ver a Silvia disfrazada. Ella de Bambi y yo de cazador.
Aprovechábamos para comprar algo, algo que fuese medianamente digno, cosa difícil.
-Silvia, mira esta sudadera de una en ropa interior sexy, seguro que la quieres.
-¿A la tía o a la sudadera?
-Ambas.
-A saber qué imagen tienes de mí.
-Pelirroja de bote bisexual
-Eh, mi pelo mola.
-Sí, tienes algunas mechas verdes y es divertido.
-¿Cómo que verdes?
-Claro, mira.
-A mí no me jodas, que mi pelo es precioso.
-Sí, como tú.
-Que bien lo sabes.
-Y que poco ego tienes tú. Ahora en serio, ¿te disfrazas de Bambi y yo de cazador?
-Que no, joder.
-Venga, te propongo otros disfraces.
-A ver, dime.
-Tú de Elvis y yo de Marilyn.
-Sí, mi sueño es casarme en Las Vegas, la novia de Elvis y yo de Marilyn.
-Tú, tú estás muy mal eh.
-Me adoras.
-Salem, deja de recordármelo.
-Te jodes.
-Eres cruel conmigo.
-¿Tú has escuchado eso de que se daña a quien se quiere?
-Sí.
-Pues Silvia, yo te quiero muchísimo.
-Que más quisiera.
-Si supieras...
-¿Qué?
-Nada.
-No, ahora lo dices, que estaba empanada, joder.
-Mala suerte.
-La que tengo yo contigo.