viernes, 25 de abril de 2014

Spaghettis para Silvia XII.

XII

 

 -¿Ese pavo está más gordo?

-¿El vivo o los que he rellenado esta mañana?

-Ambos han engordado- Silvia había venido con su tía por la tarde, la casa aún seguía repleta- lo que me gustaría saber es porqué Salem Junior sigue a Samuel como si fuese su cría.

-Yo pensaba que tú eras pava, pero Sam te ha superado y ha conseguido hacerse buen amigo del bicho.

-Salem, si te metes conmigo acabarás mal.

-¿Eso es una amenaza?


No nos habíamos dado cuenta de que Marlen, Pato y Ariadna nos miraban desde la puerta, sólo les faltaban los pañuelos para que fuese un culebrón.
Yo me salí de la cocina para hablar con Esvetlana y Silvia se quedo con las otras chicas.


-¿Al final qué harás con la niña?- Esvetlana no tardaba en preguntarme por lo de Silvia.

-Que manía tenéis.

-Aquí los que tenéis algo sois vostros, pero sois muy tontos y no lo veis.

-No Esvetlana, sois vosotras que os gustan las historias.

-Pase lo que pase, no le hagas nada malo.

-La verdad, prefiero joderme a mí mismo antes que joderla a ella.
 
-Me lo creo, en serio. Por cierto Salem, la cría me comento algo sobre quedarse desde Navidad hasta año nuevo aquí, pensaba que era broma, pero parece que no.

-Un momento, ¿no se irá a quedar?

-¡Premio para ti!




jueves, 24 de abril de 2014

Spaghettis para Silvia XI.

XI

 

A dos días de noche buena, la gente estaba de vacaciones ya, todos pasaban la mayoría del tiempo en mi piso.
Merlen y Pato vinieron a visitarme, de paso preguntarían por Silvia, como no.
Ariadna curioseaba los aparatos de sonido que usaría, y  Samuel...bueno, él intentaba adiestrar al pavo, no sé si por aburrimiento o porqué es tonto, quizás ambas cosas, pero le ponía ganas, juraría que el animal también.
Yo mientras tanto, empecé a rellenar el pavo que cenaríamos, el resto no tardaría en venir a incordiar y decirme que hacer.


-Salem, ¿por qué hay cuatro pavos y uno de ellos esta vivo?- me decía Marlen algo perdida- lo que es peor, ¿por qué Samuel trata de adiestrarlo?

-Algún día Samu llamará al pavo y este le hará caso, los otros son para la cena de noche buena.

-Son muchos, si vamos a ser los que estamos aquí más Esvetlana y Silvia, por cierto, ya estás empezando a contarme- nada más decir eso entraba Pato en la cocina para que yo soltase prenda.

-A ver, que quede claro, no habrá nada, hay muchas razones para no hacerlo, cada uno está a lo suyo.

-Salem, no te lo crees ni tú- me daba miedo cuando Pato hablaba, solía tener razón- entre vosotros dos tiene que pasar algo.

-Espero que no tengas razón. Ahora vamos a rellenar el pavo, llena la jeringuilla con vino blanco.

-¿Qué coño?

Empecé a pichar al pavo con vino, lo estaba dopando literalmente, porqué se hinchaba cada vez que le inyectaba la dosis, luego seguí metiendo nueces y pasas en su interior.   


-Aparte de doparlo con vino, le metes la mano hasta el fondo- Pato iba  con la intención de que sonase mal fijo.

-Patricia por favor- que quejaba Marlen.

-¡No me gusta que me llaméis Patricia!. Cosas aparte, dinos algo bonito Salem, piensa en algo y dinos lo que te motiva.

-¿Por qué?

-Tú hazme caso chico.

-Vale, a ver que te parece esto, "Desde que te conocí, vi que tenías mucha energía, supe si nos rozábamos saltarían chispas".

-¡Que bonito!- Marlen se había emocionado y todo- ¿pensabas en Silvia?

-La verdad, pensaba en la caja de fusibles que hay en la puerta de la entrada.

-¡Idiota!- adoraba cuando las dos me gritaban lo mismo al unísono.

Empezamos a divertirnos más cuando puse "One way or Another" de Blondie, cantaban con efusividad, incluso exagerando y bailando, me encantaban.
Los momentos que más me gustaban era cuando preparaba la comida con música a todo volumen, y con estas bailando a lo loco, me gustaba mucho más, pero sentía que faltaba alguien.


¡Samuel!!- le gritaba para que viniese a la concina.

-¿Le puedo meter la mano ya por el culo al pavo?- era lo primero que decía al entrar.

-Que fineza por favor- Pato y su ironía eran lo mejor- eh, un momento, ¿el pavo te ha seguido hasta la concina?

-¿Qué?- Marlen no creía nada de lo del pavo, pero ahí estaba.

-¿Qué os había dicho?                      

martes, 22 de abril de 2014

Spaghettis para Silvia X.

X

 

Faltaba cada vez menos para Navidad, Sam y Ariadna se pasaban más tiempo en mi casa que en la suya, todo el rato cantando para la pequeña actuación.
Temas aparte, yo estaba pensando en una nueva tradición y siendo nosotros, nos sentíamos obligados a cometer  una locura.


-¿En que piensas?- me preguntaba Samuel.

-Quizás tenga una idea para la tradición.

-Ilumíname...


Estuvimos debatiendo sobre si estábamos dispuestos a hacerlo, esperábamos que fuese la respuesta definitiva a la pregunta de cual era nuestra mayor locura.
Decidimos hacerlo, así que esperamos a Silvia y Esvetlana, nos llevaríamos a la pequeña para realizar la tradición.
Sólo esperaba que no se echase atrás.


-Salem, han llegado dos chicas- me decía Ari asomando la cabeza por la cocina tímidamente.

-De acuerdo, dile a Sam que nos vamos, se queda Esvetlana contigo, atenta al móvil por si nos salen problemas.

-¿Problemas con qué? No sois de fiar y dais miedo.

-Silvia, te vienes con nosotros.


Nos fuimos Samuel, Silvia y yo a coger el metro con mucha tranquilidad, Silvia quizás un poco perdida, luego hicimos transbordo con el cercanías para ir a las afueras de la ciudad.


-¿Se puede saber adónde vamos?- Silvia intentaba pedir explicaciones a este secuestro exprés.

-Se puede.

-¿Entonces? Explícame.

-A comprar el pavo de Navidad.

-¿Pero no lo habías hecho ya?- normalmente protestaba por diversión, al menos hoy lo hacía por algo coherente, la teníamos en la duda y nosotros no somos de ideas decentes.

-No ese tipo de pavo, vamos a por el afortunado.

-Sigo sin entenderlo.

-Espera y verás que divertido.

-No,que dais miedo.


Al bajar del cercanías nos esperaba un coche bastante antiguo y un anciano dentro, iban a juego el coche y el piloto la verdad, subimos y nos llevó directos a una pequeña granja.
 Al entrar a la granja, vimos bastantes pavos sueltos, todos alborotados por nuestra presencia.


-Muy bien chicos- Sam tomo la iniciativa para que empezáramos- aquí empieza la tradición de El indultado.

-Sigo sin entenderlo.

-A ver Silvia- le empezaba a explicar yo- hemos venido a indultar a un pavo, evitaremos que sea la cena de alguien.

-¿Qué pavo? ¿Y adónde lo vamos a llevar?   

-La pava, osea se tú, elige al pavo.

Gracias por el piropo.

-Venga, elige el pavo que tendrá felices navidades.

-Todos me miran con cara de pena, pero hay alguno que me gusta, me quedo con ese, con el que parece tonto.

-Casualidad- cogimos el pavo y volvimos por nuestro camino con el coche antiguo y el señor más viejo aún.

De camino a la estación, discutíamos que nombre ponerle, claramente lo haríamos.



-¿Vamos a meter al pavo en el tren?

-Silvia, no quieras marginar al pavo, ponle una chaqueta encima para que no lo vean.


Nos metimos al cercanías con el bicho arropado, evitando que sea visto.
Era una imagen curiosa en el tren con el pavo y nosotros discutiendo nombre.


-¿Alguien le pone nombre al niño?- empezaba Sam la discusión.

-Samu, no le digas niño al pavo.

-Silvia, ¿le pones nombre?

-¡Salem!- gritó rápidamente- se llamará Salem.

-¡Voto a favor!- le apoyaba el cabezón de Sam.

-Idiotas.


Al llegar a la siguiente parada, nos dirigimos ya al metro para ir a casa.
No me había fijado en que momento el pavo había salido corriendo y Silvia iba detrás de él.


-¡Salem, saca el móvil y graba para youtube!

-Samuel coño, corre a por el pavo.



Ambos corrimos detrás de Silvia, y esta, detrás del pavo.
Perseguíamos al animal por el laberíntico metro de Barcelona, lo cual la gente no se creía.
Siempre quise hacer un espectáculo en el metro, pero esta situación superaba a cualquiera que hubiese imaginado.
Pocos minutos después, teníamos al pavo arrinconado.
Por momentos parecía ir hacia Samuel, pero prefirió correr a dos metros de mi derecha. Antes de que pasase, me tiré en plancha para agarrarlo, ¡lo había hecho! 


-¡El mejor penalti de la historia!- me gritaba Sam.

-Corre y entrad al metro antes de que vengan los de seguridad.


Pavo en mano y bien tapado nos subimos para ir a casa con más calma.
Al llegar a la siguiente estación, se escuchaba a la gente hablar de que un animal andaba suelto por una estación cercana.
Nosotros salimos de la estación del metro intentando disimular la risa.
Cuando llegamos a casa, tratamos de ocultarlo en mi habitación antes de que Ari y Esvet lo viesen.


-¡Sam!- gritaba Ariadna- me acaba de llegar un mensaje sobre un animal suelto en el metro y tres personas que lo perseguían, tengo la certeza de que Salem y tú sois culpables.

 -¡Soy inocente!- trataba de defenderse Samuel- Salem me indujo a ello, es una mala influencia.

-Que traidor eres- me defendía yo- dejad a Salem Junior tranquilo, merece vivir.

-Estás loco- me decía Esvetlana con cierta gracia.

-Que sueñe con una camisa de fuerza desde que era niño, no signifique que este loco, creo.

-¿A quién se le ocurrió el nombre?

-¿A quien sino?- miré a Silvia que salía de mi habitación con el pavo en brazos.