viernes, 10 de julio de 2015

Epílogo.

Epílogo



<<Silvia, te prometo que un día viviremos juntos ya sea en Barcelona o en cualquier parte.>>

Es curioso ver cómo pasan los años, ver cómo pasan las personas, pero que que hay una, capaz de quedarse pese a todos los problemas habidos y por haber entre vosotros. En mi vida apareció una cría de trece años,nunca pensé que una chica que tuviese cinco años menos que yo, me engancharía tanto. Era mi Lolita particular, más allá de cualquier novela.
Apareció, bailó en mi vida haciendo todo mejor, parecía una jodida utopía.
De todas las veces que pude estar con ella, nunca olvidaré cuando la vi de fiesta, con una mano sujetando su vestido y con la otra una cerveza.
Apareció en mi vida y no supe aprovechar esa ocasión, y me marché, pero, ¿alguna vez habéis conocido a alguien que ni los años ni la distancia te separa de esa persona? Pues así era Silvia...
Durante algún momento los años que estuve en Canadá, dejé de saber sobre ella. Quizás fue el paso del tiempo. Quizás fue intencionado, alejarme poco a poco para que ella pudiese encontrar algo mejor que yo, pero yo, no pude encontrar nada mejor que ella.

<<Passengers bound for Barcelona, please board through the door 16>>

Vaya, esa es mi llamada...

Cinco, cinco jodidos años han pasado desde que deje mi amada Barcelona para venirme a Canadá.
Me vine a lo loco, siendo un joven de diecinueve años con más fallos que aciertos. Me vine a un sitio donde no tenía nada, porqué tenía miedo a fracasar en el lugar que lo tenía todo.
Cinco años han pasado, y aquí me encuentro, maleta en mano vuelta a Barna. Esta vez, siendo un joven maduro, responsable y titulado.... Para qué nos vamos a engañar, sólo tenía mi título, y el mismo espíritu que con dieciocho en Barcelona.



<<Será la sorpresa de su vida...>>

Varias horas de vuelo después, asomaba la ciudad que había sido mi sueño y hogar.
Aquellas luces que me recordador a la navidad que pasé con Silvia por aquellas calles.
Al salir del avión y recoger mi maleta, me estaban esperando...


-¡Joder, cómo se te ha echado de menos!

-No lo sabes tú bien, ¿dónde está ella? que quiero verla.

-Está en casa, has llegado justo, aún queda media hora para su cumpleaños, y creo que llegaremos antes de las doce.


Había vuelto a ir por aquellas calles,  a ver como pasaban las luces y la gente, a tener la misma sensación de "Joder, voy a verla", que tenía cada semana y que volvía a tener tras cinco años.
Al llegar a casa no pude estar más nervioso que nunca. Y al abrir la puerta, me había olvidado hasta de respirar.


-¡Svet!- su jodida voz- ¿sabes que día es?

-Sí, tu cumpleaños- entraba en casa y me quedaba mirándola, hasta que ella saltó a mí, como aquella última vez...

-¡Joder, estás aquí!- No sabía cuál de los dos se pondría más sentimental, creo que lo haría yo- te he echado de menos, joder.

-No te puedes imaginar las ganas que tenía de verte, Silvia.

-¿Cuándo te quedas?- no podía dejar de abrazarme, no quería que dejase de abrazarme.

-Me quedo para vivir contigo...