martes, 30 de septiembre de 2014

Spaghettis para Silvia XVII.

XVII.

Un par de días después, llegó el momento fatídico, Samuel y yo nos quedamos solos, aproveche ese momento para planear algunas cosas, se acercaba el fin de año y lo que es peor, hoy era el día de los inocentes...
Había mucha gente a la que hacer inocentadas, pero Sam...Sam era mi presa favorita, entre él y yo, se permitía la violencia gratuita en las inocentadas.
Tonterías aparte, tenía que algo pensado para antes de acabar el día de Navidad...


-Samuel, ¿tú qué tal te llevas con los gatos callejeros?

-¿Con esos cabrones violentos? De lujo, igual que contigo.

-Necesito que vengas conmigo, lleva abribo gordo, que te hará falta...

-No tío...



Aprovechando el momento y sin avisar, nos fuimos por los barrios más raros de Barcelona, buscando lo que hacía falta para acabar empezar nuestra guerra particular, iba a ser diverto, quizás demasiado...


-Salem, ¿se puede saber qué buscamos?- me había olvidado de comentarle a Samuel lo qué íbamos a hacer.

-Vamos a buscar al gato más callejero y cabrón de Barcelona.

-No me jodas tío, no, que son muy violentos los callejeros.

-Por eso, busca al más violento y lo llevamos a casa.


Por suerte, en un barrio cercano se oían siempre peleas de gatos callejeros, así que no teníamos que ir muy lejos.
Sólo necesitaba usar a Samuel de cebo para atraer un gato, así que nos metimos en un callejón y como no, el iría delante.


-No quiero meterme en un callejón a buscar gatos, que seguro que esos vienen  de los Balcanes o de Rusia, yo qué sé.

-No tengas miedo a los gatitos.

-Gatitos los cojones, que no, que son gatos de guerrilla.

-Sam tiene miedo...- vi un gato con cara de ser muy cabrón, aproveche el pánico de Sam a las abejas para que fuese corriendo cual loco hacia el gato.

-Calla, joder.

-¡Cuidado Sam, una abeja!


Dicho y hecho, salió corriendo por miedo a una abeja imaginaria y se encontró con el gato, este saltó sobre él y empezón un baile de mucha violencia, arañazos, improperios y todo lo malo posible.


-Inocente...

-Cabrón.


Nos volvimos al piso con el gato en una mochila, Samuel con la cara hecha un poema, lo raro es que siga siendo mi mejor amigo...
Al llegar a casa todos nos esperaban todos tirados en los sofás.


 
-Panda de vagos

-No hay ley que nos prohíba ser vagos, por cierto ¿dónde coño estabais?- la primera en quejarse sería Pato.

-Buscando la cena, un plato muy asiático- Sam tenía la obligación de no contar la bomba de relojería que llevabamos encima.

-Oye, ¿dónde está Marlen?- me había fijado que era la única que faltaba.

-Está en la ducha.

-Samu, quita el gas, que le cendrá bien agua fría.

-Eres un cabrón, voy.

-Lo hago por su bien, es bueno para la circulación



Me aparté un momento para hablar con Esvetlana y Samuel, tenía una putada en mente, era el día de los inocentes y cualquiera sufría...


-A ver chicas, necesito que las dos cojais al pavo y a mi perro, cuando os diga, los metéis en la habitación.

-¿Chicas?, que soy un tío.

-Sam, cuando ves una abeja, pierdes toda la masculinidad posible.

-¿Qué vas a hacer?- continuó Esvet.

-Esvet, eso es sorpresa. Hablando de sorpresas, ¡Silvia ven!- poco tardó en venir a la cocina.

-¿Qué pasa?

-Tengo un regalo para ti- metí la mano en la mochila y el jodido gato casi me arranca la mano, pero logré cogerlo- mira, se llama Zarpitas.

-¡Zarpitas los cojones!- me gritaba Samuel desde la otra punta de la casa.

-¿Qué es esa bestia salida del infierno?- Marlen vio la violencia del gato porque lo primero que intentó, fue meter un zarpazo- poco más y le sale espuma por la boca.

-¡Mi gatito!- a Silvia si le había hecho ilusión.

-Estuve por llamarlo Hijo de Puta, pero pierde la gracia de descubrir por uno mismo que este gato lo es.

-Tío, este gato en persona sería un pscópata, me gusta.

-Joder Esvet, bueno, es hora de que cojáis al perro y al pavo, cuando os lo diga vamos detrás de Lee, soltáis a los bichos y cerramos la puerta.

-Eh, esperoa, no querrás...

-Oye Lee, ¿me puedes traer una sudadera de mi habitación?

-Voy.

-Vamos detrás de él- seguimos a Lee hasta la puerta de mi habitación y soltaron al pavo y al perro- Eh Lee...¡Gato va!


Lo último que recuerdo ver, es el gato volando de mis manos hacia Lee, entonces cerramos la puerta y se escuchaba una jauría.
Decidimos poner música a todo volumen y dejar a Lee en la intimidad unos minutos.


-Toma Salem, un pañuelo mojado para los arañazos de la mano- SIlvia me lo había traído por los arañazos del maldito gato.

-¡Cabrona, que esto está mojado con limón!- sí señor, era el día de los inocentes...


Dos minutos después y con mis mis manos escociendo por el limón en los cortes, decidimos abrir Sam y yo la puerta, a ver que tal le había ido a Lee.
Era demasiado divertido ver como el gato había arrinconado a Lee y los otros bichos en una esquina, el maldito gato arañaba mis sábanas, me empezaba a gustar ese gato.


-Sam, coge al gato.

-¡Los cojones voy a entrar yo ahí!

-Joder, tendré que hacerlo yo- me acercaba poco a poco y el gato se ponía desafiante levantando una zarpa para arañar- ven gatito, ven pequeño mamoncete.

-Mira como levanta la pata para arañar, parece la insignida de Jaguar, tío- maldita imaginación de Samuel- ¿Y si le tiro una sudadera? Venga, ahí te va.

-¡No cabrón!- lo primero que hizo el gato fue saltar hacia mí y empezar la bronca- ¡en la cara no, que estoy estudiando!


Un minuto después, salimos los tres chicos de la habitación, casualmente todos teníamos la cara arañada.
Nunca habíamos tenido tanta violencia, el día de los inocentes se nos había ido de las manos...pero era un espectáculo.


-Idiotas, que sois unos inocentes todos- Pato aprovechaba para meterse con nosotros.

-Pato...¡gato va!

-¡Hijos de la grandísima...!

-Eh, que es un peluche...

-Oye Salem, nos hemos olvidado de Marlen, que estaba con el agua fría.

-Mierda...




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