jueves, 9 de octubre de 2014

Spaghettis para Silvia XVIII.

XVIII.



-Salem, ¿tú recuerdas cuando nos conocimos?

-¿Por qué lo preguntas Silvia?

-No sé, era curiosidad por saber que pensaste en aquel instante.

-Recuerdo mucho de aquella noche, lo único que no recuerdo es cuando me puse a hablar contigo.

-Como pasa el tiempo, ¿verdad?

-Silvia, sólo han pasado ocho meses.

-Va, cuéntame como viviste esa noche.

-No, que casi te traumas, bueno, casi nos traumamos los únicos tres que no habíamos bebido.

-Venga, te prometo ser buena el resto de la noche.

-Si me prometes eso, todo empezó una tarde de abril...



"Otra vez sábado, no tengo ni idea de qué hacer esta noche, me quedaré a hablar con algunos amigos y ya surgirá algo.
Pasaba el rato, y éramos unas quince personas en una plaza, cada grupo a su cosa, yo me dedicaba a vacilar a una amiga porqué llevaba un piercing en la nariz de pega, me resultaba gracioso.

-Niña, eres una cobarde, yo me hice ese piercing y sufrí, eres un fraude.

-Salem no me vaciles, que lo intenté y me dolió.


Pababa la tarde y en un momento, vi a una chica preciosa; era alta, pelo castaño corto hasta los hombros, unos ojazos azules que atontaban y sí, era muy sexy. A lo largo de esa tarde no paraba de fijarme en ella.
Cuando ya iba oscureciendo, una amiga me dijo que fuese a un botellón, que era su cumpleaños, no perdía nada por ir.
Nos reunimos en grupos más pequeños y en algún momento, acabé en el mismo grupo de aquella chica.


-Hey, ¿cómo te llamas?- estaba muy absorto de todos y no me di cuenta de que me hablaban a mí.

-Hola, soy Salem, ¿y tú?

-Soy Esvetlana y esta es mi sobrina, Silvia- un momento, ¿su sobrina?

-¿Cómo? No me cuadra.

-Bueno, yo tengo dieciocho y Silvia trece.

-¿¡Trece!? Sólo con verla pensaba que tendría diecisiete.

-Que va, bueno, perdona es que no conocemos a casi nadie, ¿puedes cuidar de mi sobrina?

-Vale...


Que shock más grande, que tiene trece... y ahora me toca cuidarla y ni la conozco.
Nos fuimos a un parque apartado para beber y esas cosas, yo me fui hablando con Silvia. Los dos íbamos muy distraidos hablando sólo entre nosotros y unos cien metros después, le tuve que coger de la sudadera, casi cruza un semáforo en rojo justo cuando un coche pasaba a centímetros de ella.


-Te acabo de conocer y ya te he salvado la vida.


Seguimos el camino, Silvia y yo seguíamos hablando sólo los dos, esta vez sin correr riesgos de ser atropellados. Unos minutos después llegamos al parque, era medianoche y estaba vacío. Se empezaron a repartir vasos a la gente y a servir alcohol, cuando fui, sólo quedaba un vaso y casi nada de alcohol, así que serví un vaso para Esvetlana, Silvia y yo, que nos habíamos quedado sentados en una roca, apartados del resto que se emborrachaban a una velocidad sorprendente.
Los tres nos quedamos hablando y mirando al cielo, era como si nos conociésemos de hace mucho, cuando sólo era de hace una hora.


-Mira Esvet, ¡esa estrella se mueve!

-Es un ovni- pensaba que la tía era más lista por eso de ser mayor...

-Eh, eso es un avión.

-¿Qué dices Salem?

-Que sí, o vais bebidas y sois ciegas.


Un rato después nos acercamos al grupo, fue traumático, todos se liaban con todos, todos eran bisexuales, parecía una orgía sin sexo...
 Decidimos irnos con un chico que acabábamos de conocer esa noche y otra chica que decía ser lesbiana, pero que estaba liado con ese chico... al menos no iban borrachos ni cachondos perdidos.
 Nos quedamos en un portal, al lado del bareto de rock al que solía ir siempre con unos amigos, a los cual me encontré, al rato llegaron los de la "orgía" borrachos perdidos.
Todo el mundo buscó un sitio para sentarse, el suelo, un potal, todo valía. Silvia y yo nos sentamos en el capo de un coche, creo que no nos separábamos en ningún momento desde que me la presentaron.
También se sentó mi amiga del piercing, que iba muy borracha e intento tirarse sobre mí...


-¡Quita, quita! Borrachas no.


Silvia se descojonaba de como empujaba a mi amiga para alejarla de mí.
El tiempo pasaba y mis amigos se acercaron y me regalaron hierba, así que me puse a fumar.



-¡Como le des a mi sobrina te mato!- Esvet me gritaba a lo lejos, ella estaba con su ligue de esa noche.

-Silvia, no me mires así que no te pienso dar.


Seguía fumando y hablando con Silvia, básicamente nos reíamos de los borrachosy su libertinage.
Me empezaba a hacer efecto la hierba, pero por suerte nunca me causaba gran cosa, en un momento me quedé pensando en darle a Silvia...


-Silvia, ven que te paso el humo, así no se te notará- la cogí del cuello y me acerqué hasta casi tocarnos...


Eran a penas las dos de la madrugada, Silvia y Esvet tenían que irse; Daniela, la que habíamos conocido también, yo dedicí irme también ya que tenía partido a la mañana siguiente. Nos fuimos los cuatro a la misma parada del bus, yo le dejé mi sudadera a Daniela porque tenía frío, luego me subí en el bus con Esvet y Silvia para volver a nuestro pueblo.
Varias paradas después nos despedimos y ellas bajaron del bus..."


-En resumen, soy preciosa.

-Que ego que tienes Silvia.

-Eh, es lo que has dicho que pensabas al verme por primera vez...

-Si lo llego a saber, me alejaba de ti esa noche.


-Me adoras.

-Tira anda, que nos esperan para cenar y tomar las uvas.

-¡Noche vieja!
 

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