martes, 11 de noviembre de 2014

Spaghettis para Silvia XX.

XX.

 


-¡Feliz año!

-¡Silvia cállate!- Marlen con resaca le había tirado un cojín a la cara.


Silvia y yo éramos los únicos en despertar, yo como cada año decidí poner la canción que para mí daba la bienvenida, puse el disco y subí el volumen al máximo.



-Ahora sí, así se empieza el año.

-¡Salem, cabronazo!- me gritaba Lee mientras hundía la cara en lo más profundo del sofá.

-Eh, en mi casa el año nuevo no es oficial hasta que suena la Marcha Radetzky de Johann Strauss, así que a dar palmas todos, coño.

-Salem, eres cruel.

-Lo sé Silvia, ahora coge dos cazerolas y empieza a golpearlas al ritmo de la música.


Desde hace unos años, me gustaba empezar el año con esa canción, siempre que podía, y no tenía resaca claramente, me iba al concierto de año nuevo los uno de enero, para empezar el año con esta canción.
Después joder a todos con sus resacas, me había preparado para ir con Silvia al concierto de año nuevo al Liceo de Barcelona, las entradas me habían costado lo suyo.


-Silvia, vístete que nos vamos al concierto de año nuevo.

-Pero, yo quería joder a estos.

-Venga, que vamos a desayunar y luego al concierto.


Al poco tiempo nos habíamos ido de casa intentado ir "elegantes" al Gran Liceo de Barcelona, íbamos igual de elegantes que la noche anterior, menos mal que no teníamos resaca.
Nos fuimos a desayunar lo típico de cada mañana de año nuevo, churros con chocolate, éramos unos tradicionales.


-Esto de desayunar en una churrería de calle y luego ir a un gran teatro, es de gente normal.

-¿Querías ir a una churrería cara?, te jodes.

-Cállate.


Después del desayuno íbamos caminando por las calles de Barcelona, por suerte el teatro estaba cerca.
Como me conocía las calles, le hice ir por las más bonitas, buena manera para empezar el año. Jugando con el vaho del frío de la ciudad, evitando ser atropellados, para variar.



-Ya hemos llegado Silvia.

-Joder, esto está lleno de gente pija.

-Toda esa gente pija se pondra a hacer palmaditas como niños pequeños cuando suene la Marcha Radetzky.

-Mola, yo quiero.

-Venga, sube a mi espalda, que entramos al teatro como si fueses una niña pequeña.

-¡Voy! 
 

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