jueves, 10 de abril de 2014

Spaghettis para Silvia VI.

VI.

 

Semana nueva, por las tardes estaría atendiendo en el pub como solía hacer.
 Últimamente solo estaba yo, los dueños no querían contratar a nadie más, lo que veía en cierta parte mejor, pero en ocasiones había bastante gente, hoy sería una de esas ocasiones.

<<¡Niño un café!>>

Demasiadas cosas me rondaban en la cabeza, cada semana tenía más dudas sobre que hacer conmigo mismo.
Que hoy hubiese gente me hacía despertar.


-Salem, se te da bien ser camarero.

-Cállate anda.

-Camarero, un café.

-Pato calma, que hoy esto está ajetreado para ser lunes.

-¿Cómo va lo del pequeño concierto?

-Aún no sé cómo meter tanta gente, probablemente vengan cincuenta personas, la mitad del aforo.

-Ordena gente como si fuesen piezas del tetris, si quieres te pongo la música, así te motivas.

-Pato, te voy a dar con el azucarero en la cabeza.


Qué hubiese clientela me resultaba entretenido, me gustaba atender de mesa en mesa de una forma familiar, no cual camarero borde.


-¿Cómo llevas el dilema de Silvia?

-No hay ningún dilema.

-¿Eres tonto?- me reprochaba- es ideal para ti.

-Ella tiene trece y yo dieciocho.

-El amor no tiene edades.

-Dime algo que no sea un tópico.

-Depende de ti, de lo acomplejado que estés por eso de ser menor de edad y esas cosas.      

-¿Otra vez con los complejos?

-Nos conocemos de toda la vida, sé que con ella estarías genial.

-Pato, nos conocemos de hace medio año.

-¿En serio? se me ha hecho eterno.

-Yo también te quiero desmesuradamente, normal que piensen que somos pareja, todo el día discutiendo.

-Somos la pareja de moda sin ser pareja, incluso Silvia me preguntó si estábamos juntos.

-Curiosamente a mí me preguntó si eras mi amiga con derecho. 

-Esa niña es amor.


Para mi sorpresa, mi profesor se había dignado en hacerme una visita. No tenía suficiente con evaluarme cómo alumno, ahora también de camarero.


-Buenas tardes, soy su camarero.

-Seguro que no lo hace con todos, por lo menos aquí es más aplicado.

-¿Apruebo cómo camarero?   

-Lo mismo que de economista.

-¿Le podría decir eso a mi jefa? Con suerte me aumenta el sueldo.

-Sí le hablo de usted, seguro que se lo baja- se divertía metiendose conmigo, pero los profesores así eran mejores.

-Temas aparte de mi efectividad de alumno y camarero, ¿que le sirvo?

-Ahora un capuchino no me vendría mal.

-En seguida se lo sirvo y en cuanto se disuelva esto un poco, me siento con usted.


Atendiendo gente la tarde había transcurrido de manera rápida y al cabo de un tiempo sí se disolvió y pude sentarme con mi profesor.


-Perdone por tardar, pero la gente últimamente está exigente con la Navidad cerca.

-¿Cuál es su mayor sueño?

-¿Se refiere al que más me aferro?

-El sueño que más necesite cumplir para sentirse completo en esta vida.

-Vivir en las Antípodas.

-¿Tan lejos?

-Mi sueño es vivir en Nueva Zelanda, en cierta manera tengo el ansia de irme tan lejos, pero mi mayor razón, es que de alguna manera, aquel lugar me enamora en la distancia, hace que pueda intentarlo. Irme a miles de kilómetros.

-¿Lo ha intentado? ¿O no deja de ser un sueño que con el tiempo se olvida?

-Lo intenté una vez,me dedicaba a buscar maneras de irme, incluso habían centros de estudios dispuestos a acogerme.

-¿Cómo es que sigue aquí?

-Al igual de miles de kilómetros, también hay miles de euros. No había nadie dispuesto a pagarlo. LLegué a mandar una carta a la embajada de allí, preguntando por la posibilidad de una beca, la respuesta fue un no rotundo.

-Malos momentos para intentar huir.

-No huyo, es simplemente una pasión, si quisiese huir, me iría a un lugar más cercano.

-¿No tiene miedo a fracasar? Y más en un lugar desconocido, tan lejano y solo.

-Sinceramente, tengo más miedo a fracasar aquí, que conozco todo, a hacerlo allí completamente solo. No busco cambiar, quiero ser una persona diferente desde el principio.

-Muy decidido y muy mal de la cabeza.

-Ambas por igual señor. De hecho, mi sueño de una pregunta al azar, de una respuesta fuera de lo común.

-A ver, ya sé que usted es peculiar, pero irse a la otra punta del mundo.

-Es mi tierra prometida.

-No dudo de que lo conseguirá, es tan impulsivo que a la mínima lo veo subido en un avión.

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